Cuando empecé en el mundo del emprendimiento digital (hace aproximadamente 4 años) me metí de lleno a estudiar lo que los expertos del momento hacían.
Me apunté a muchas formaciones: el modelo de negocio, redes sociales, email marketing…
Tenía la creencia de que tenía aprender de todo antes de lanzar mi negocio online: copywriting, diseño web, facturación y fiscalidad…
Pero tenía la sensación de que nunca era suficiente.
Siempre había algo más que aprender.
Cuando controlaba el email marketing, me decían que lo que tenía que hacer era Facebook Ads, y webinars, y congresos online…
Y cada vez era más complejo.
Pensaba que cuanto más aprendiera, más control tendría sobre mi negocio. Por el contrario, empecé a sospechar que las modas en cuanto a negocios digitales me estaban controlando a mi…
Hasta el punto de causarme un fuerte bloqueo en el que durante meses tuve que dejar mi proyecto digital porque no podía procesar más información.
Entonces, empecé a cambiar mi enfoque.
Cada vez que escuchaba un concepto que no conocía, una nueva estrategia que la “estaba petando”, o un nuevo gurú que me quería vender su método, me preguntaba:
¿De verdad es necesario?
¿Tengo que hacer todo esto para tener un negocio online exitoso?
¿Hay alguna otra forma de hacer negocios digitales?
Empecé a ser consciente, de que podía elegir hacer negocios online de una forma diferente a la que me habían enseñado. No tenía por qué seguir al pie de la letra todo lo que me decían que tenía que hacer para ser exitosa.
Empecé a definir el significado del éxito en mi negocio y en mi vida. Y me dí cuenta de que era muy distinto al de otras personas.
Entendí que lo más importante para mí es que mi negocio online apoye el estilo de vida que yo quiero tener.
Precisamente, elegí el camino de los negocios digitales porque parecían más sencillos que un negocio tradicional, por lo que, al complicar mi negocio, estaba complicando mi vida. Cosa que iba totalmente en contra de mis valores.
Entonces, empecé a definir los pilares por los que se guiaría mi negocio digital y que hoy en día transmito también a mis clientes:
1. Simplicidad frente a Complicación
Desde hace unos años que llevo observando que la tendencia en los negocios digitales a una mayor complejidad:
Más clientes.
Más beneficios.
Más tráfico.
Más productos.
Más de todo…
La creencia de que hay que crecer cada vez más no solo ocurre en los negocios digitales.
Pensándolo bien, creo que es una creencia de la sociedad capitalista que nos influye en muchas áreas de nuestra vida.
Es decir, una vez que consigues un objetivo, tienes que ir a por el siguiente, que será más complicado, y luego a por el siguiente. Y así hasta que llegues a la cima.
Pero, ¿cuál es la cima?
Algo de lo que me he dado cuenta, es que crecer está bien, pero como todo, tiene su parte positiva y su parte negativa.
Crecer también significa mayor complejidad y mayor compromiso.
Entonces, si tu negocio ya está funcionado y quieres dar un paso más, me parece importante realizar esta reflexión:
¿Puedo permitirme el próximo nivel de compromiso?
¿Estoy dispuesta a asumir el precio de pasar el siguiente nivel?
Puede que requiera una mayor inversión de recursos y tiempo… puede que no estés dispuesta a asumir más preocupaciones en tu vida.
Y eso está bien.
Está claro que siempre hay que mantenerse al día, porque todo va cambiando en la vida y en los negocios también.
Pero esto no significa que tengas que aplicar todas las nuevas estrategias, comprar todas las formaciones y seguir con la presión de seguir creciendo cada vez más y más, consiguiendo objetivos y logros como si de cromos se tratara y tuvieras que completar toda la colección.
Lo más importante es ser consciente en cada momento de tus capacidades, y de lo que puedo asumir y lo que no. De esta forma, tu crecimiento empresarial estará alineado con tu vida y tus valores en cada momento.
Esto significa que algunas veces decidirás crecer, y otras, mantenerte en donde estás mejorando la calidad de tus servicios. Algunas veces querrás atraer nuevos clientes, y otras veces, priorizarás fidelizar a los que ya tienes.
Todo está bien, siempre y cuando sea lo que de verdad quieres hacer.
2. Precio Justo frente a incremento exponencial del precio
Hubo un suceso en particular que me hizo reflexionar sobre el rumbo que quería que tomara mi negocio digital.
Fue cuando quise apuntarme a varias formaciones, y en el momento de revelar el precio, este me pareció extremadamente desorbitado. Para que te hagas una idea, una mentoría de 9 meses por 10.000-15.000€.
A mí esto me pareció excesivo, sobre todo, viendo el recorrido de esas personas, que hace menos de 2 años estaban cobrando infinitamente menos…
¿Qué les había pasado en 2 años?
Luego me encontré en la tesitura de buscar una coach de negocios y el panorama con el que me encontré fue parecido: 250€ por una hora de consultoría fue de lo más barato que encontré…
¿De verdad esas formaciones valen ese dinero? ¿Hasta cuándo puede un profesional incrementar el precio de su hora? ¿Todo vale si la gente te sigue comprado?
¿El camino que tengo que seguir es hacia ganar cada vez más dinero?
¿Dónde está el límite?
La tendencia a elevar los precios excesivamente está muy clara en el mercado digital. Pero, ya hay personas que nos estamos dando cuenta de que no es oro todo lo que reluce. Que pagar mucho dinero por una formación no garantiza tus resultados.
Además, en mi opinión, elevar los precios sin medida hace que a largo plazo, pierdas credibilidad, porque, ¿en base a qué elevas tus precios?
«Elevar el precio siempre tiene que estar relacionado
con un incremento del valor que aportas»
Y no sólo por querer ganar más dinero al mes.
Además, este incremento tiene que ser coherente.
A medida que aportas más valor en tus productos y servicios los resultados que ofreces serán mejores. Esto sí que justifica un incremento en el precio.
El precio de tus productos y servicios tiene que ser justo, tanto para tu cliente como para ti. Sólo de esta forma, garantizas que tu cliente quede satisfecho con el valor que ha recibido por el precio que ha pagado.
3. Sistematización frente a la Automatización
Uno de los puntos fuertes de las herramientas digitales es que permiten automatizar muchos procesos de forma que seas más productiva en tu trabajo.
Últimamente, he observado que esta automatización se ha llevado al extremo en los negocios digitales, hasta el punto en el que puedes tener un negocio totalmente automatizado en el que generes dinero las 24h del día, sin tú hacer nada.
Todo completamente automatizado.
Esta perspectiva es muy jugosa por parte del emprendedor, porque, una vez que hace el trabajo, el sistema trabaja solo.
Pero… ¿desde el punto de vista del cliente?
Como cliente de cursos y productos digitales, puedo decir que en algunos casos, los negocios se automatizan tanto que llegan a despersonalizan por completo, y se pierde el contacto humano.
Sinceramente, lo que más me gusta de internet es poder contactar con gente que de otra manera sería infinitamente más difícil, y no me gusta cuando contacto con alguien de una web y me contesta su asistente personal o alguien de su equipo, porque precisamente lo que quiero yo es contactar con esa persona…
Dicho esto, escucho que cada vez más personas apuestan por servicios y formaciones online que sean más humanos, en el que puedan estar en contacto con el profesor y otros alumnos.
Por eso, desde mi punto de vista, los cursos online completamente automatizados tienen los días contados.
Porque a los seres humanos nos gusta sentirnos especiales, que nos presten atención y nos den cariño. Y cuando un proceso está tan automatizado, no existe esa nutrición, o esa interacción resulta un poco falsa y prediseñada.
Esto no quita que puedas sistematizar algunos (o muchos) procesos de tu negocio para ser más efectiva, pero sin perder ese toque personal y humano que te caracteriza.
4. Integrar lo Presencial con el Online
Al ver el potencial de los negocios online, muchos profesionales han olvidado por completo la vía presencial.
Y esto, desde mi punto de vista, es un error.
Como nos hemos dado cuenta en este 2020, la vía online es muy importante hoy en día, y muchos de los profesionales que no lo querían ver, lo han acabado viendo gracias a la crisis del covid-19.
Aún así, no se trata de irse al otro extremo y dejar de lado las acciones presenciales.
Al fin y al cabo, los seres humanos somos seres sociales, y necesitamos esa interacción humana.
Cada vez hay más quedadas presenciales de emprendedores digitales. Cada vez están apareciendo más eventos y formaciones presenciales o semipresenciales.
Precisamente, porque el verdadero valor está en integrar las dos vías de modo que puedas beneficiarte de lo bueno de ambos.
Si bien mi negocio es 100% online, mantengo algunas vías de promoción offline o visito a mis clientes en ocasiones (puesto que la mayoría son locales), porque esta interacción es necesaria para conectar más como personas y como profesionales.
Esto es importante para mí, ya que algo que quiero potenciar es la cercanía e implicación con mis clientes.
Sin lugar a dudas, el online es un medio que complementa a la perfección al offline, y la clave es integrar los dos en la forma en la que mejor te convenga.
Estos 4 enfoques alternativos me han ayudado mucho a elegir el rumbo que quiero llevar con mi negocio y tomar todo tipo de decisiones, así como a elegir con quién me voy a formar en el futuro, y qué colaboradores quiero tener.
Curiosamente, al mismo tiempo en el que definí que yo quería tener un negocio online simple y minimalista, empezaron a salir a la luz emprendedores digitales que también promovían lo mismo.
Por lo que estoy segura de que cada vez seremos más los que promovamos esta visión sobre los negocios digitales.
A día de hoy, veo que hay dos corrientes principales: la de la complicación y la del minimalismo… ¿cuál eliges tú?
